Ramón Kuri:
Supe de usted porque de un montón de libros que ya iban para el
reciclaje rescaté su libro ¿Por qué hay
mal y no, preferiblemente, bien?
…y como es mucho
lo que tengo que explicar ya tiene tiempo que escribo de la forma siguiente: el texto principal va en letra negra, y en azul debía ir todo lo
que pongo entre paréntesis, pero dentro de los
paréntesis muy a menudo tengo uno ó 2 paréntesis más: el primero va entre guiones largos y en letra color
magenta, y el
segundo va entre guiones cortos y en letra color verde. Lo que está dentro de los paréntesis queda así: (–- -–)
Y su libro lo leí en 6 días, y los primeros días se me hizo muy
interesante, tanto que lamentaba tener que cortar la lectura (porque
actualmente sólo de una a dos y media de la tarde tengo tiempo para leer,
porque el resto del día tengo que aprovechar una computadora que están
prestándome. Yo me dedico a escribir, y a leer, porque hay que arreglar el
mundo –porque es necesario arreglar el
mundo, porque el mundo no está bien, pero el problema es que todo eso que no
está bien es parte de los modos de ser de las cosas, y dentro de esos modos de
ser de las cosas está la situación increíble en que hoy están ustedes todos:
están como si estuvieran ciegos, o tontos, o dementes, o sonámbulos -y el problema es que increíblemente todos ustedes comparten la misma
situación de como ceguera, o de como tontería, o de como locura, o de como
sonambulismo, no sólo los tontos, no sólo los locos, no sólo los malos-. Porque nosotros -los que entendemos, los que pensamos,
los que podemos conocer mucho más que los perros, y se supone que todos esos
atributos los compartimos todos los humanos, esos atributos son lo que nos
diferencia de los demás animales- actualmente -porque la humanidad no siempre ha estado en el punto en que está hoy,
la humanidad no siempre ha sido lo que es hoy, la humanidad no siempre ha
sabido lo que sabe hoy, pero hoy la mayoría de los humanos no sabe casi nada de
todo lo que hoy ya se sabe, la mayoría de los humanos sólo son niños grandes- ya tendríamos que habernos dado cuenta -cuando venimos a participar del mundo, es decir, cuando nacemos, y
luego, cuando crecemos y ya entendemos, ¿pero entendemos qué?, ¿el mundo?, ¿la
vida?, ¿esta cosa en la que somos?, ¿esta cosa que somos?, y buena la tenemos,
si cada quien entiende cosas diferentes, y la mayoría de las personas está en
ignorancias tremendas, pero todos creen que entienden, pero si hasta los bebés
y los perros entienden algunas cosas- del mundo en que
estamos, del mundo del que somos, pero ustedes no han podido darse cuenta–), y empezó a surgir en mí la idea de escribirle, pero hoy que ya terminé
su libro (hoy que ya tengo una idea de su
pensamiento, o por lo menos, hoy que tengo una idea del pensamiento que usted
tenía en el año 2005) ya no estoy tan seguro, pero de todas maneras le escribo, por si las dudas.
Porque a mí la vida se me ha ido ocupado
en entender el mundo (o sea, eso que también
llamamos realidad, o ser, o naturaleza, o cosas: las cosas, todo, y ahí es el
universo dentro del que estamos, y todo lo que hoy vemos está dentro de ese
universo, pero este universo –un universo
que tiene más de 1 000 000 000 000 000 000 000 de estrellas, un universo que
mide como 880 000 000 000 000 000 000 000 kilómetros de diámetro, un universo
que empezó hace como 13 800 000 000 de años, un universo que un día va a
terminar, y tal vez termine disgregado -pero
también pudiera ser que todo lo actual terminara concentrándose, para dar
origen a la explosión/expansión de un nuevo universo, como éste de hoy, que lo
más probable es que viene de una gran explosión, big bang en inglés-, tal vez sus aglomeraciones de materia -como las estrellas, como los planetas, como los seres vivos- se disgreguen a partículas elementales -más allá de los átomos-,
pero eso sería dentro de muchísimo tiempo, pero lo menciono para señalar que
nada permanece por siempre, nosotros los seres humanos del planeta Tierra no
siempre hemos sido, ni la vida terrícola ha sido siempre, ni el planeta Tierra
ha sido siempre, ni el Sol -que hace posible
la vida en la Tierra- ha sido siempre, ni la
galaxia Vía Láctea -en la que se encuentra
la estrella Sol- ha sido siempre, y el
universo actual tampoco ha sido siempre– de hoy
es sólo un momento de la eternidad). En julio
de 2009 dejé mi casa (y mis libros, son como 3
000) en México y me vine a la frontera, y he
tenido que quedarme en la frontera (porque
adonde yo quería llegar era a Estados Unidos, para trabajar y así tener dinero
para poder seguir resolviendo al mundo –es
decir, para poder seguir en esto en lo que he estado ocupado los últimos años:
entender qué es todo esto -para así poder
arreglar al mundo, para así poder liberarlos a ustedes de las cadenas naturales
en que están ustedes todos, para así poder liberarme yo también. Es decir, yo
no puedo vivir la vida tan increíble que viven ustedes todos, sería como estar
tonto, o como están ustedes: en cadenas, en increíbles cadenas, pero no quiero
engañarlos, esas cadenas son naturales, normales, pero son increíbles porque
hay una tontería increíble en medio, ustedes todos están en una tontería
increíble, no sólo los más tontos de ustedes, que son la mayoría. Yo no puedo
vivir la vida tan increíble que viven ustedes y ante la que ustedes todos están
incapaces, muy como tontos, y muy tontos. Yo no puedo vivir la vida tan
increíble que viven ustedes, cuando yo veo todo lo que veo: modos de ser, pero
modos de ser que incluyen sinsentido y sinrazón, sinsentido en la naturaleza y
una increíble sinrazón en ustedes todos. Y todo es natural, normal, la
estupidez o sonambulismo en que están ustedes son cosas de la naturaleza, las
capacidades e incapacidades de ustedes y de los perros son cosas de la naturaleza.
Todo es natural, normal, pero ustedes todos están en incoherencia, dentro de un
mundo natural sin un correcto o incorrecto lo único que puede caer en
incoherencia es el entendimiento de los humanos, que pudiendo entender, no
entiende-, entender cómo es todo esto, esta
naturaleza vastísima, sorprendente, pero pequeña, limitada, y además
innecesaria -porque no tiene ningún sentido,
es sólo algo “natural”-, y además con mucha
terribilidad, y sí, también hay florecitas, y mujeres muy hermosas, y hay
amistad, y bondad, y hay sol -que “sale”
para todos, buenos y malos, pero el Sol no es un ser consciente, el Sol es sólo
una estrella, que emite luz y calor, pero los emite porque así son las
estrellas, y algún día no habrá planeta Tierra en el que el Sol salga, y algún
día el Sol no emitirá nada, y algún otro día el Sol no será, pero siempre habrá
soles, que “salgan” para otros seres vivos, porque parte de la explicación de
esos seres vivos estará en un Sol que “saldrá”, porque esos seres vivos habrán
surgido en un planeta atado por gravedad a un Sol, a una estrella como nuestro
Sol que es uno de los principales factores para el surgimiento y continuidad de
esa serie de reacciones químicas que llamamos vida-, y lluvia -y la lluvia
tampoco sabe de su bien, ni de su mal-, pero
las cadenas, las condenas, son infinitamente más -somos muchos los que estamos padeciendo, son muchísimos los que ya
han tenido que padecer, y el padecimiento será por siempre, no en nosotros los
humanos del planeta Tierra, sino para todas esas humanidades que seguirán
surgiendo en las cosas, humanidades que seguirán surgiendo y que seguirán
yéndose, algún día esta humanidad del planeta Tierra no será, pero todas las
humanidades serán como nosotros, con la misma cantidad de miseria, y de cosas
como el amor, que es sólo una fuerza más, como el hambre, pero que es dentro de
tanta miseria de vida, amor que no es eterno, pero la miseria sí, pero hoy ya
podemos con un poco de esa miseria, pero miseria que ya hemos tenido que ser,
que padecer, y así será siempre en los seres como nosotros, pero los perros la
tienen peor, pero ellos nunca lo sabrán, ellos están como en un sueño, como
ustedes todos hasta hoy-, esta naturaleza
ante la que ustedes todos -ustedes que son
parte de esa naturaleza, ustedes que también son lo que soy yo: tienen la capacidad
de darse cuenta, pero que- están como
sonámbulos -o como perros, siendo, viviendo,
pero muy encerrados en sus mundos, muy sin poder darse cuenta de tantas cosas,
sin poder ver en su real dimensión la cantidad de injusticias, estafas,
ignorancias y demás males en que estamos los humanos-–, pero los asaltantes
y secuestradores que hay acechando a los que intentan cruzarse hicieron que
decidiera no arriesgar mi vida), y aquí en la
frontera he podido seguir (escribiendo,
leyendo, de tiempo completo, como lo he hecho casi toda mi vida, sólo así es
como he podido llegar a entender todo lo que entiendo hoy, pero también se
necesita algo más: nacer en un tiempo como el actual –cuando el mundo ya podía ser entendido, los humanos no
siempre hemos sido lo que somos hoy: este nivel de pensamiento, este nivel de
entendimiento, nosotros venimos desde niveles mentales sólo un poquito
superiores a los de los perros, o de los chimpancés–, pero a mí nadie me avisó nada, yo sólo sé que un día,
cuando tenía 16 años de edad, me di cuenta de que había que arreglar los
problemas humanos -es decir, lo que está
mal, lo que causa mal, daño-, y como un año
después me di cuenta de que ustedes todos estaban como ciegos, como sonámbulos,
como tontos, muy ignorantes –pero durante
mucho tiempo me quedé -atascado- en los más altos alcances -conocimiento
y bien: ciencia, revolución- de lo normal de
ustedes, que ahora sé que son caminos cerrados, muy miopes, ciegos, también
ciegos, como todo lo demás de ustedes, pero ustedes no tienen la culpa, son
cosas de la naturaleza, a pesar de lo increíblemente ignorantes o malos que
ustedes puedan estar–, pero falta un dato
más: desde pequeño siempre superé –y por
mucho– en calificaciones a todos mis
compañeros de grado, y todos mis compañeros siempre tenían más edad que yo), porque unos están prestándome una computadora, porque
otros están prestándome donde vivir, y porque la comida o me la regalan o la
consigo en la basura, o me aguanto si no hay.
Y de México a la frontera viajé de puro aventón (porque me salí de mi casa cuando ya no tenía sino sólo como 30 pesos) y como la salida más cercana a mi casa
es la salida a Puebla pensaba pasar por Chignahuapan (porque
quería conocer ese lugar, y otros), pero a la altura de
Chignahuapan ya estaba tan harto del camino que ya no quise parar mucho, sólo
lo inevitable, y como me dieron un aventonzote adelante de Tlaxco, e iban hasta
Xicotepec, lo aproveché y dejé mis planes de andar de turista, pero si hubiera
sabido antes de usted hubiera tratado de ir a Chignahuapan, para ver si lo
encontraba.
Y respecto a lo que usted trata en su libro sólo puedo decirle que en
esta cosa en la que somos los humanos no hay espíritu, sólo hay naturaleza,
todo es natural, todo es de la naturaleza, y todo lo que somos los seres
humanos es sólo una de las formas de ser de la naturaleza (usted llama espíritu a algo que pareciera que ocurre en una
de las cosas –en uno de los tipos de cosas,
en uno de los modos de ser– de la naturaleza –en los “seres humanos” -así
nos hemos llamado a nosotros mismos, creyéndonos muy diferentes a todo lo demás,
y sí somos muy diferentes, pero no somos únicos, lo que nosotros somos es sólo
un lugar de la naturaleza, y todos los demás seres vivos son otro lugar de la
naturaleza, aunque entre esos demás seres vivos haya cosas con ojos, como los
perros, y cosas sin ojos, como las plantas, y el otro lugar de la naturaleza es
todo lo que no está vivo-, pero sólo ahí
pareciera que ocurre, porque en las demás cosas de la naturaleza no se ve, en
los perros no se ve -pero yo conozco a
algunas personas que creen que los perros pueden ver a los espíritus, y que uno
también podría verlos, pero para eso hay que untarse lagañas de perro en los
ojos-, en las piedras tampoco–, y podría parecer que hubiera tal cosa, pero no la hay,
pero para darse cuenta de eso es necesario mirar muy bien todo, hacia todo,
hacia todos los datos de la naturaleza, hacia el presente, hacia el pasado, y hacia
la estupidez –ignorancia y maldad– de las personas, porque sólo tenemos la realidad y la
estupidez para afirmar o negar cosas del mundo),
no hay mérito ni culpa en ninguna de las cosas del humano, así como no hay
mérito ni culpa en ninguna de las cosas del perro.
Usted ve (el) mal, pero usted ve espíritu. Y sí hay mal, pero no hay
espíritu. Y hay mal, pero es de la naturaleza, es decir, es mal inherente a la
naturaleza, y es mal inevitable y permanente para todas las cosas de la
naturaleza, pero una de las cosas de la naturaleza (a la naturaleza se le pueden ver 3 tipos principales –3 tipos muy distintos–
de cosas: cosas que son como son las piedras, cosas que son como son los perros
y cosas que son como somos nosotros los humanos –y
este tercer grupo de cosas de la naturaleza parece tan diferente de todo lo
demás que muchos de ustedes ven -eso que
llaman- espíritu, y piensan que en la
naturaleza hay Espíritu, y espíritus, y aparecidos, y astrología, y extraterrestres
misteriosos, y brujerías, y duendes, y hadas, y “numerología”, y levitación, y
clarividencia, y muchísimos cuentos increíbles más–) puede quitarse un poco de
ese mal, cuando alcanza suficiente entendimiento de las cosas.
Todo lo que somos los humanos es dentro de cauces muy normales (incluido
todo lo de ustedes, así sea la ignorancia más increíble, o la maldad más
terrible), pero normales para una naturaleza que
no sabe de nada, para una naturaleza que no es un ser inteligente (no
hay inteligencia eterna, sólo hay inteligencia como la de nosotros, que tiene
que desarrollarse, que tiene que aprender, porque si no se desarrolla se queda
en la inteligencia del bebé), para una naturaleza que no piensa (una naturaleza que no es como es el pensamiento –un pensamiento surgido del fenómeno de la vida, una vida
surgida de cosas sin vida–, dentro de ese
estado, dentro de ese mundo, dentro de esos errores, cuando el pensamiento no
sabe de sí, de su mundo), para una naturaleza
que no sabe (sólo seres como nosotros son los
que pueden tener más que conciencia, seres como nosotros pueden entender todo, pero
nosotros no podemos hacer mucho, porque la esencia de la naturaleza no es como
nosotros, no es como somos nosotros… y la esencia de la naturaleza tampoco es
como es el agua, no moja, no sirve para navegar) de los dramas que se dan en ella, pero ése no es el problema, el
problema es que hasta donde hoy están ustedes todos no hay entendimiento de las
cosas (y mientras alguien –alguien que se dé cuenta de la incoherencia en que están
ustedes todos, y ese alguien se va a dar cuenta de que todos ustedes están mal
y por eso va a persistir en encontrar la explicación de por qué esto es así, de
por qué esto está así, en una situación tan compleja, en estupidez: en daño -de ustedes, y de la naturaleza-, en ignorancia -de
ustedes-, y en impotencia -de ustedes todos-– no los mueva ustedes van a estar atorados –trabados–, porque
ustedes no pueden darse cuenta de su situación, de la situación, en ese punto
ustedes todos están igual que los perros, que no pueden darse cuenta de lo que
es el mundo que los rodea y del cual son parte, ellos sólo se dan cuenta de
algunas cosas, e igual pasa con ustedes), se
vive en las cosas (se es en las cosas) como los perros, así de
inconscientes (o así de conscientes, casi igual
de conscientes que los perros), así de
terrible es esto. Es increíble ver cómo es (cómo
se comportan las capacidades de entendimiento de ustedes, lo que ustedes captan
de todo lo que tienen frente a los ojos: naturaleza, humanos, libros…) el entendimiento de ustedes (y
que ustedes crean –o que entiendan–, que hay cosas como eso que llaman Dios, o que hay cosas
como eso que llaman espíritu –o Espíritu, o
espíritus–, o que hay cosas como eso que llaman
astrología, es sólo el ejemplo del increíble entendimiento –o mundo -tipo de
mundo en que creen estar todos ustedes-– en que están todos ustedes),
y nosotros los humanos (los humanos de este
planeta y de cualquier otro en donde las cosas lleguen hasta humano, y las
cosas sólo pueden llegar hasta humano a través de vida y de animalidad, lo
humano se da en seres vivos de tipo animal, lo humano no puede darse en
plantas, ni en hongos, ni en bacterias, ni en virus. Pero toda la vida está
relacionada, lo animal es sólo lo más móvil de la vida, lo más móvil del
fenómeno de la vida, lo más móvil de esas funciones químicas que llamamos vida,
y de esas funciones químicas surge el pensamiento, y desde ese pensamiento el
mundo se es no sólo desde vida, sino también desde pensamiento) somos entendimiento (mayor
que el del perro), (y por eso) somos desde
entendimiento, el mundo lo somos en entendimiento, eso es lo que más define a
lo humano, debajo de nosotros está la vida como la viven los perros o las
plantas, y hasta abajo sólo hay piedras, o estrellas.
Y entre los seres humanos en la etapa en que están ustedes (la
etapa en que hasta aquí ha estado el humano del planeta Tierra –y la etapa siguiente -y última- no es la de un humano con conciencia espiritual, sino la de un humano ya
enfrentado a su realidad: que aquí, en esta cosa material -en esta cosa no espiritual-, no hay ningún
sentido, y que en caso de que -pese a eso- ese humano -esa cosa, ese estado de las cosas- quiera seguir siendo -aunque eso no es lo que dice el
sentido común, por eso no han venido ni vendrán extraterrestres, humanos
extraterrestres, a visitarnos, porque los viajes interestelares no son
sencillos, en los demás planetas del Sistema Solar no hay seres como nosotros,
si puede ser que ni siquiera haya vida, y la estrella más cercana a nosotros,
después del Sol, está muy lejos, a más de 4 años luz, y hoy eso significa más
de 20 000 años de viaje, si pudiéramos hacerlo… pero antes de más locuras es
más fácil que esos seres, esos seres vivos, esos seres vivos animales, esos
seres vivos animales humanos, tengan que enfrentarse a su realidad, a la realidad,
a sus límites, a su ser, al ser, como ya es el caso aquí, en esta humanidad del
planeta Tierra- va a tener que ser completamente bueno
-completamente justo, completamente igualitario, es
decir: igual-, es decir, va a tener que salirse de
la mayor cantidad de mal de la que pueda salirse, va a tener que salirse de todas
las condiciones de daño que pueda, y para lograr eso habría que llegar hasta la
clonación, es decir, hasta la igualdad física, la igualdad económica no es nada
comparada con todo lo que tendría que hacerse, pero ustedes ni siquiera han
podido combatir la desigualdad económica–)
hay como lugares (pero
la mayoría de los humanos siempre va a estar muy ignorante en la etapa en la
que hasta aquí han estado ustedes, y por consiguiente va a estar en mal –en mayor o en menor medida– y/o en lo siguiente:
en una religión muy ecléctica o hipócrita o fundamentalista –y los fundamentos de toda religión son sólo mucha ignorancia,
ignorancia de mundo, del mundo–, y/o en politiquerías, y/o en
charlatanerías… y en dónde puede acomodarse a las charlatanerías –en dónde puede acomodarse todo eso tan parecido a la religión -o a la filosofía idealista-, en dónde pueden
acomodarse las creencias sin fundamento, en dónde pueden acomodarse las creencias
basadas sólo en la peor ignorancia–, si todo lo de
ustedes está tan revuelto, si eso que ustedes llaman filosofía –y filosofía es esa actividad humana que trata de entender, y entender
qué, pues entender las cosas, entender todo, entender qué es esto, entender qué
es la vida, entender qué es el humano, entender qué es lo que debemos ser, de
acuerdo a lo que son las cosas– está de locos, si eso que ustedes
llaman ciencia está como ciega, si la política, o cae en cosas de filosofía
materialista miope, o cae en cosas de tipo religioso, o cae en lo que más cae,
en búsqueda de intereses personales: robo, poder), y lo que vi de usted me muestra que al menos en el año 2005 usted no
estaba en los máximos alcances posibles que hay para ustedes (sólo hay filosofía, y política, y religión, y ciencia. Pero la ciencia
no se preocupa mucho por los problemas profundos de los seres humanos. Y la
política debería ocuparse de lo único que tenemos los humanos: de la vida de
todos los días, de la vida mientras se está vivo, pero la política tendría que
fundamentarse en lo que es el mundo, es decir, en lo filosófico. Y la filosofía
sólo puede ser, o idealista, o materialista –o sea, la filosofía sólo puede estar basada en las suposiciones de si
el mundo –en su conjunto, en su esencia, en su
fondo- es como es la mente, o si el mundo es
como es la piedra. Y a la filosofía materialista algunos la llaman filosofía realista,
y la filosofía dualista también es filosofía idealista–, y los máximos alcances de ustedes han sido cuando han tratado de arreglar
al mundo –cuando se han dado cuenta de algunos
de los problemas humanos, cuando se han dado cuenta de algunos males– y han fundamentado sus ansias de bien en la filosofía materialista,
pero esa filosofía materialista siempre se les quedó muy corta, muy miope, muy
como de oídas, muy como de diletantes, pero de ese pie cojean todos ustedes,
estén donde estén, por eso todos ustedes están tan bajos en entendimiento, y la
mayoría de ustedes está en muy bajo entendimiento. Y la religión sólo puede
esperar de Dios, pero hay algunos religiosos, no muchos, que también se
preocupan por el aquí del humano, hay algunos religiosos que tratan de
construir en esta Tierra el reino de Dios, hay algunos religiosos que se dan
algo de cuenta de que el infierno en que estamos tiene causas: la mentira, la
fuerza, la complicidad –aun de los “ministros” de Dios–, pero no ven la ignorancia –que está detrás de
la mentira, que está detrás de la fuerza, que está detrás de la complicidad–, ni ven la naturaleza –que está detrás de todo -que está detrás de los procesos de las cosas, que está detrás de la
historia humana-, la naturaleza que es todo, las
cadenas son naturales, eternas–). Y espero usted que no se ofenda, pero ya estoy como cansado de (este
galimatías en que está trabado el mundo, y el problema es que en ese galimatías
está el mal que ve usted, y los grilletes de las cadenas que veo yo, los
grilletes de las cadenas en que estamos los humanos, unos humanos no
especiales, no únicos, sino muy tontos, pero una tontería increíblemente
inimputable, pero esa tontería tan increíble tengo que superdemostrarla, para
poder con ella, para poder desenraizarla de ustedes) que los humanos estemos cada quien con su tema: como locos, aun los que
casi no tienen conocimiento se aferran a lo suyo, a sus convicciones, a su
“mundo”.
Pero no hay mérito ni culpa en nada de lo de nosotros, en la naturaleza
sólo hay modos de ser, y las cosas de la naturaleza sólo podemos ser (transitar)
dentro de esos modos de ser. Pero hay cosas que no
están bien, y los humanos de este planeta hoy podemos ver ya a las cosas, y
dejar de ser unas moscas sujetas en modos de ser.
Y en las últimas semanas he estado tratando de encontrar las palabras
adecuadas para el Padre Alejandro Solalinde, y no me ha sido fácil encontrar
palabras para poder hacer que él pueda ver más (porque
necesitamos hacer algo efectivo por México y por la humanidad, algo que pueda
con esta como trampa de ignorancia y maldad –cuyo lado más visible -para los que no están tan ciegos- es la usurpación del bien, el secuestro del bien, por ésos que debían
promover el bien: los poderes políticos -que moldean nuestra vida, cuando estamos vivos- y religiosos -que dicen ocuparse de nuestra alma
eterna, un alma eterna que durante cierto periodo de tiempo tiene vida, aquí en
el planeta Tierra, y durante ese periodo de vida tiene que comer, y no tiene
por qué sufrir de más- de este mundo–
en la que estamos por cosas de la naturaleza, por causas de la naturaleza,
porque nosotros somos de la naturaleza, una de las cosas de la naturaleza, pero
nosotros podemos darnos cuenta de la naturaleza, podemos darnos cuenta de
nosotros, de qué es este nosotros, hoy que nuestro destino ya está en nuestras
manos, hoy que ya podemos saber el mal, hoy que ya podemos enfrentarnos al mal,
hoy que podemos saber que aquí hay mal, que aquí siempre habrá mal, pero que
hay mal –pero no es mal, es daño, la
naturaleza no sabe de mal, ni de bien, nosotros sí podemos mirar y decir de
cosas que están mal o que están bien -de acuerdo a daño-, pero aquí todo es natural, todo es sólo lo que es–
de más, como en nosotros hoy. El problema que hoy tenemos es el mal de más, el
mal que hoy ya podemos saber y quitarnos, un mal que hoy seguimos padeciendo,
porque ustedes no saben el mundo, y por eso seguimos siendo formados –deformados– por ese mal, y sin embargo aquí hemos
hecho una vida, pero los perros y las moscas también hacen una vida aquí, en
una naturaleza indiferente, en donde nada importa –en donde todo sigue, a pesar de los muertos o de los sufrimientos–,
aquí, en una naturaleza muy extraña que ustedes no saben, aunque la sepan más,
mucho más, que los perros. Y ustedes llaman espíritu a las capacidades que sólo
se ven en los humanos –pero si es precisamente por tener
esas capacidades “humanas” que nosotros somos lo que somos, que nosotros podemos
lo que podemos–, pero porque ustedes no entienden nada
del mundo es por lo que pueden hablar de espíritu, y de religión, y tener
diferentes opiniones –como las opiniones de usted, o como las
del Padre Solalinde, o como las de los que creen en los fantasmas, o como las
de los que ven platillos voladores– respecto a lo que es
esta cosa que es, y de la que somos, y en donde hay tanto –que está– mal –que al menos el Padre Solalinde sí trata de hacer frente, y eso es lo
mínimo que tendríamos que hacer, si pudiéramos, si el entendimiento nos diera
para poder alcanzar esa tan mínima cantidad de entendimiento -y él piensa en un mejor gobierno, él piensa que con un mejor gobierno,
y yo sólo quisiera hacerle ver a él hasta dónde tendría que llegar un mejor
gobierno, hasta dónde tendría que llegar el mejor gobierno humano, desde que esta
cosa no tiene Gobierno. Un mejor gobierno tendría que paliar el mal, un mejor
gobierno tendría que gobernar en función del mal y del sinsentido, un mejor
gobierno tendría que tomar en cuenta los males, los daños, y la falta de
sentido de este mundo en el que se dan cosas como nosotros que somos los seres
más extraños de este mundo tan extraño. Y el gobierno es sólo para los únicos
que necesitan gobierno, ley, protección, los perros y las moscas y los demás
bichos están más allá de eso-–,
e ignorancia, mal natural, ignorancia natural, mal normal, ignorancia normal) de lo que actualmente ve (actualmente el Padre Solalinde ve lo más que se puede ver
sin salirse de religión, pero al meterse en terrenos de una religión menos
ciega, más crítica –del mundo, crítica que llega hasta meterse con la
hipocresía e ignorancia que hay en la religión, principalmente en los dirigentes,
que son los que tendrían que dar el ejemplo de, de qué, de… amor, de bondad, de
caridad, de justicia...–, se mete en terrenos desconocidos, que a Camilo Torres lo
llevaron hasta la muerte, hasta la muerte llegó el compromiso del Padre Camilo
Torres, hasta la muerte llegó la desesperación, el no saber qué es lo que hay
que hacer ante un mundo complejo, tan complejo) con
usted fue más fácil, al menos con lo de usted que está en su libro de 2005.
Y me gustaría que me respondiera algo, yo voy a seguir haciendo lo que
tengo que hacer (y
lo último que tengo más o menos terminado está en http://elcambioverdaderoysusproblemas.blogspot.com,
y esa dirección electrónica lo lleva a más cosas que he escrito, entre las
cuales está la versión cuarta de un libro donde pretendo que quede bien
explicado lo que veo del mundo: http://unaexplicaciondelascosas-4.blogspot.com).
Hoy que ya sé al mundo (y que ya lo único que me falta es hacer
que ustedes entiendan, pero buena la tengo, no sólo me enfrento a ustedes todos,
sino que me enfrento a todo eso que a ustedes todos los tiene como sonámbulos –una insuficiente cantidad de inteligencia -que es imposible tener si no se ha nacido con ella-, y una insuficiente cantidad de conocimiento -el cual sí es posible hacerlo suficiente, pero no es fácil, pero hasta
hoy nadie lo he tenido suficiente, pero entre yo pueda mostrar mejor las cosas
va a ser más fácil que la cantidad de conocimiento de algunos de ustedes pueda
ya ser suficiente-–:
me enfrento a los modos de ser de las cosas. Porque sé que todo lo que ustedes
piensan del mundo o es sólo ignorancia o es ceguera, pero no va a ser fácil
sacarlos de esas ignorancias y de esas cegueras, y sólo tengo 2 vías por dónde
entrarle a algo tan retorcido: por medio del arreglar al mundo –dirigiéndome a esos humanos que aun dentro de tanta oscuridad del mundo
llegan a medio ver que hay que “arreglar al mundo”, que hay que “cambiar al
mundo”, pero hasta dónde habría que arreglar al mundo, hasta dónde habría que
cambiar al mundo, tomando en cuenta todos los datos que muestran las cosas,
toda la complejidad de las cosas, toda la rareza de las cosas, y toda la
terribilidad de las cosas -pero sin tomar en cuenta la falta de
sentido de las cosas, porque esa falta de sentido deja sin sentido a todo, pero
por lo pronto hoy la tarea es hacer algo contra tanto que está mal en los
humanos, hoy que hay tanta ignorancia de todo, hoy que ante las cosas los
humanos terrícolas están casi como los perros-. Ojalá que todos nuestros problemas -pero no son sólo nuestros problemas, sino que también son problemas de
la demás vida, que también tiene dolor, que también tiene muerte, que tampoco
tiene sentido, propósito, para qué- se solucionaran
sólo con un mejor gobierno, a pesar de todo el pasado –pero hoy todavía estamos igual que en todo nuestro pasado, hoy todavía
seguimos siendo modelados por las fuerzas ciegas de la naturaleza, factor
humano incluido- de mal inevitable que hemos tenido
que tener, mal inevitable que siempre tendrá -cada humanidad que por medio de los procesos de la naturaleza surja va
a tener que padecer toda la terribilidad que nosotros hemos tenido que padecer,
y hoy ya podemos darnos cuenta de todo, pero hubo un tiempo que ante las cosas
estábamos tan indefensos como los perros, y ya no éramos perros, como hoy, pero
aun hoy seguimos a merced de la ignorancia, del poder, de barbaridades, de
injusticias, como con Hitler, o como con los gobernantes actuales, pero el
problema no son los gobernantes, esos “gobernantes” salen de una humanidad en
ignorancia, y por tanto muy proclive al mal- cualquier ser que llegue hasta esto, hasta este nivel de la vida. Y la vida
es sólo una de las cosas a las que puede llegar la naturaleza, pero la
naturaleza no está viva, en la naturaleza se produce vida, en la naturaleza se
puede producir la vida, pero la vida no es algo especial, en las moscas se
puede ver su pequeñez, sus “capacidades”. Y la inteligencia –en donde se da el pensamiento/conocimiento/entendimiento de los humanos
y de los perros- pareciera algo especial también, pero
en los perros y en los tontos podemos ver que tampoco es tan especial, es sólo
algo más, una cosa más, una cosa posible más. Nosotros los humanos somos vida -como la de los demás seres vivos- y somos pensamiento -mayor que el de cualquiera de los
demás seres vivos-, pero ustedes ven más hacia la vida
que hacia el pensamiento y por eso idealizan más la vida, y la muerte de esa
vida, y piensan en espíritus que no mueren, pero no se dan cuenta de que esas
imaginaciones de ustedes llamadas espíritus no sólo tienen una vida eterna, sino
que también son seres de inteligencia, y la inteligencia en sus grados más
avanzados llega hasta voluntad y hasta entendimiento de todo, pero no llega
hasta una voluntad capaz de crear todo lo que hay, todo lo que existe–,
o por medio del conocimiento –dirigiéndome a esos humanos que
creen que saben, y a ellos puedo demostrarles que no saben, que increíblemente
no saben -por mucho que crean que saben, pero
esta cosa del conocimiento no es fácil, desde que cualquier tonto sabe algunas
cosas, desde que cualquier perro sabe algunas cosas, pero ni los perros y ni
los tontos y ni los que creen saber saben, se han dado cuenta, de lo que debían
saber: el mundo, un mundo cuyo lado más visible, más cercano, son los problemas
de más que tenemos los humanos, los problemas de tontería grande, los problemas
de estupidez, y en el tratar de arreglar los problemas humanos uno se mete a
todo, a todo lo que es esto, a cómo es todo-. Y la forma en como yo sí logré saber es increíble, increíble por
natural, porque para mí todo fue natural, darme cuenta de todo lo que me he
dado cuenta para mí ha sido muy natural, pero no ha sido fácil el poder
terminar todo lo que un día vislumbré, y eso incluye poder hacer que ustedes
reaccionen, sacarlos de su mundo, de sus mundos, de sus miles de millones de
mundos, cada cabeza es un mundo, pero eso también aplica para los perros, pero
los perros no pueden salirse mucho de sus “mundos”. Y los humanos que tienen
algo de conocimiento no son muchos. Y los humanos que creen en Dios, pero que
llegan a un grado de conocimiento -problemático,
porque el mundo sencillísimo en que habita Dios se les empieza a descuadrar,
así le pasó a Camilo Torres- que los compele a tener que hacer
algo por “arreglar al mundo” tampoco son muchos–), hoy que ya sé que ustedes están en lo normal, hoy que ya sé que
ustedes están en lo que se espera que estén siendo: en distintos niveles de
entendimiento (y todos los niveles de
entendimiento de ustedes son de ignorancias increíbles, de cegueras increíbles,
de miopías increíbles, pero lo peor es el mal en que están muchos de ustedes. Y
la mayoría de ustedes cree en Dios, en algún tipo de Dios, y andan por la vida
casi en total inconsciencia, como los niños, como los perros –y así han vivido, y muerto, entre sus creencias y sus
necesidades, y muchos haciendo mal, no creyéndosela mucho de que podrían ser
castigados por su Dios–. Y qué pasa con los
otros, con los que no creen –o que dicen que
no creen– en Dios –en ningún tipo de Dios–,
o sea, ésos a los que se les conoce con el nombre de ateos, pero que también
están tan perdidos como los “teos”, y faltaría ver si esos tales ateos no sólo
no creen en algún tipo de Dios, sino si también no creen en ninguna cosa
parecida a eso: cosas sobrenaturales, cosas misteriosas –y aquí -en esta
realidad de causas y efectos- ya no hay nada
misterioso, aquí ya no hay lugar para ninguna cosa hasta aquí oculta, para
ninguna sorpresa, para ninguna cosa diferente de las que hoy hay -y las cosas que hoy hay cubren todo el espectro posible
de una realidad física, de una realidad natural, es decir, sola, rara, increíble,
pero tonta,-, y hoy hay sólo cosas como
piedras, cosas como perros y cosas como humanos, las cosas espirituales están
sólo en la imaginación de los humanos, de los humanos muy ignorantes, o muy
ciegos–, o alguna otra cosa de ignorancia
grandísima, o alguna otra cosa de tontería grandísima), pero todos los niveles de entendimiento de ustedes están
cerrados y por eso ustedes todos están sumidos en las cosas, están igual de
sumidos que los perros, que las piedras (y las
piedras y los perros están condenados a ser el ser como es –difícil -indiferente,
de mucho daño-, sin espíritu–, porque no pueden saberlo, pero nosotros sí podemos saber
el ser). Y sé que así es esto, sé que los humanos
siempre vamos a pasar por una etapa como en la que hoy están ustedes todos, en
donde la mayoría está muy ignorante (y por
consiguiente no pudiendo sustraerse al mal, y sé que no hay culpa ni mérito en
ninguna cosa de nosotros, pero no es fácil entender a los malos, no es fácil
entender a ésos que hacen mal, a ésos que no hacen todo lo que está a su
alcance para no aumentar más los problemas, ésos que causan daño y que saben
que están causándolo, ésos que saben que no se debe robar, ni mentir, ni
perjudicar a nadie, pero que hay moscas, y mosquitos, y ratas, y ratones, y
cucarachas y demás alimañas…), y en donde muy
pocos van a estar en ciencia, o en filosofía (una
filosofía que sólo puede irse hacia cosas parecidas a las de la religión, ya
sea que hable de espíritu o que caiga en determinismos de tipo marxista), o en una religión más buena, menos ciega (como la del Padre Solalinde, y no como la religión en que
está Norberto Rivera u Onésimo Cepeda, o casi todos los protestantes, o los
Testigos de Jehová, o los musulmanes, o los budistas).
Y si estoy escribiéndole
es porque vi algunas cosas rescatables en usted, y quisiera ver si usted puede
ser de ayuda (tenemos
que arreglar el mundo de los humanos, tenemos que sacar al humano de la
ignorancia, y de su mal), usted que también está en un entendimiento muy increíble, pese a que usted
no es cualquier persona del promedio (o sea,
una persona que ignora demasiado y que por eso no tiene la más mínima idea del
mundo), usted que se la ha pasado entre
libros (como algunos otros, que pese a
eso no lograron entender casi nada, no lograron ver casi nada), usted que se ha pasado la vida entre la teología y la filosofía
(y que ha fundado estudios de eso que ustedes –algunos de ustedes,
porque la mayoría de ustedes no conoce tantas cosas que sería necesario conocer
para no estar tan ajenos al mundo– llaman
filosofía, eso que algunos de ustedes conocen como filosofía, pero que es sólo
una cosa más –de los humanos en la etapa
ustedes, en la etapa en que hoy están ustedes todos, en la etapa en que hasta
aquí han estado ustedes todos, pero que es más que una etapa, es un atascadero,
una trabazón–, una cosa que ya tiene su lugar muy bien establecido en el
mundo humano como de locos o como de tontos que viven ustedes todos –y que por eso no
pueden derrotar sus males de más -sus
problemas de más-–. Yo me metí a estudiar filosofía, en la UNAM, en la
Facultad de Filosofía y Letras, porque yo pensaba que en la carrera de
filosofía –y
en la UNAM, además, tienen un Instituto de “Investigaciones Filosóficas”– se ponía el mundo a
discusión –que
ahí analizaban al mundo, para darle solución
al mundo humano, a un mundo humano lleno de
tantos problemas–, para darle definición a esta cosa que necesita solución,
arreglo –yo
pensaba que en algún lugar debía de haber cordura -desde que todo lo demás de ustedes es de muchísima
ignorancia o de muchísima ceguera: la ciencia es de ciegos; la política es de
ignorantes y de ciegos, y muy pocos de ustedes están en una política de no
tanta ceguera, porque la mayoría de los que se dedican a la “política” en
realidad se dedican al robo; y la religión es pura ignorancia, y sólo se salvan
los pocos religiosos que no están tan ciegos, sólo se salvan los pocos
religiosos que se preocupan por el prójimo, por los problemas reales del
prójimo, por los problemas que están afectando al prójimo en esta vida-, pero en ningún lugar la hay, a través de los años he
intentado encontrar gente con la que se pueda hacer algo, y hace poco volví a
intentar por el lado de los ateos españoles, pero ya vi que los ateos están
igual de ciegos que los demás, ya me di cuenta que el ateísmo es muy simplón -como todo lo demás de ustedes-, por eso los que se dicen ateos tampoco han podido
entender nada, no se trata sólo de no creer en Dios -el problema no es Dios, el problema es que,
desafortunadamente, no hay Dios; el problema no es Dios, el problema es
muchísimo más grande, más complejo, muy complejo-, se trata de entender a Dios, y a todo lo demás–, pero no, ahí están igual que el demás mundo humano de
ustedes, y es que hoy vivimos en un mundo humano normal, en normalidad, a pesar
de la tanta ignorancia, a pesar de la tanta maldad, a pesar de la tanta
sinrazón, como son todas esas creencias en Dios -creencias
que no resisten la prueba de la cordura, creencias que ni siquiera pasan la
prueba científica, pero como la ciencia no se mete con la religión, con esas
cosas subjetivas, es decir, esas cosas irreales-,
o como es que nos gobiernen personas que son casi lo contrario de quienes
debían gobernar, porque la mayoría de las personas que han gobernado a los
humanos han sido ignorantes, y malas: corruptas, farsantes, simuladoras, personas
que han seguido perpetuando vicios, vilezas, pobreza, enfermedad, sufrimiento,
problemas de más, problemas que tienen solución, personas que no ven al humano
ni a la naturaleza, no ven a un humano tonto, ni a una naturaleza desigual,
indiferente), usted es sólo el ejemplo de lo
que nos pasa a los humanos, aquí en donde no hay méritos ni culpas, pero sí una
situación muy increíble, increíble porque en nosotros los humanos es el único lugar
en que es el mundo, o más bien, en cosas como nosotros es el único lugar en que
hay más mundo (porque en el perro también hay
mundo, y mundos, el mundo que hay en la cabeza de un perro niño y en la de un
perro adulto no es el mismo, e igual pasa en los humanos), mundo como
usted lo ve, mundo como lo ve el peor de los humanos (el
peor de los humanos en entendimiento, el peor de los humanos en maldad).
Y todo lo que digo (del mundo) ya puedo probarlo, principalmente puedo
probarlo en la disyuntiva de si esta cosa (el
ser, el mundo, la naturaleza… todo) es de Dios (de
eso a lo que llaman Dios o de alguna otra cosa como eso: puras ignorancias,
puras creencias, puras cosas de fe –que es algo muy
parecido al mundo en que viven los niños, pero los niños no conocen mucho–,
puras imaginaciones, puras cosas diferentes de las que hay a nuestro alrededor –y alrededor de nosotros sólo hay cosas físicas -cosas sujetas a reglas-, no hay la más mínima cosa diferente
a eso, no hay ninguna prueba de espíritus, de fantasmas, de aparecidos -así llaman a los que alguna vez vivieron, pero que murieron, pero que
según se “aparecen”, es decir, regresan momentáneamente del “otro mundo”, de
“la otra vida”-, de ángeles, de ovnis de
extraterrestres, de astros poderosos -como los de la “astrología”,
una palabra de locos, porque ahí no estudian nada, la astrología cree que los
“astros” son mucho más que simples agrupaciones de materia, la astrología cree
que los astros son manejados por alguna inteligencia “superior”, o cree incluso
que los astros tienen inteligencia- que determinen el
destino de los humanos…–) o si no es de Dios. Y yo digo que Dios (o las cosas que son como eso: de características humanas –pero a la millonésima potencia–, pero sin cuerpo humano, sin cuerpo humano físico, sin
cuerpo humano físico, y vivo) está sólo en la
ignorancia (en la increíble ignorancia) de la mayoría de los humanos, y esa ignorancia es la que
los hace creer en cosas que no hay. Y yo digo que si las cosas no fueron hechas
por Dios (por un Dios, por un algo, y para
algo), entonces las cosas se quedan sin ningún
sentido (porque nadie –ni nada– las creó, y
entonces todo lo que es es natural –y eterno–, todo lo que es es como es, y lo único que puede hacer el
entendimiento es darse cuenta de –y hacer lo
que se pueda hacer ante– lo que es, de lo que
hay, de cómo es lo que es, de cómo es lo que hay, de cómo es lo único que es,
de cómo es lo único que hay), sólo queda una
naturaleza en donde no hay nada para nadie (sólo
queda una naturaleza como para piedras, sólo queda una naturaleza que no es
como es el pensamiento –y el pensamiento es
algo muy raro -muy diferente de todo lo
demás, pero la vida también es algo muy raro, es como otra dimensión, pero el
universo también es muy raro, y la realidad, donde se da todo lo que es, es lo
más raro que hay, pero la realidad es pequeña, está acotada, está acotada por
el pensamiento, un pensamiento que en ustedes distorsiona a la realidad, la ve,
la piensa, irreal-, pero surge desde seres
como las piedras, la vida surge de los mismos materiales de que están hechas
las piedras, sólo que acomodados diferente, la vida es sólo eso: materiales
acomodados diferente, y de la vida surge el pensamiento–, sino que es como son las piedras, pero eso ya lo ha dicho
la filosofía materialista. Ustedes –y digo
ustedes, porque no hay muchas palabras para describir en donde es el mundo -el mundo como lo vemos nosotros, el mundo como lo es en
nosotros-, en donde hay mundos como los
nuestros -no como los de los perros, no como
los de las piedras-: en nosotros -en donde es el mundo como lo vemos nosotros-, en ustedes -en donde
es el mundo como lo ven ustedes, cualquiera de ustedes, que increíblemente hoy
no lo saben, que increíblemente están atrapados en mundos humanos de la etapa
ustedes: en “filosofía”, en “ciencia”, en “religión”, en “política”, y por
tanto, en ignorancia, en ignorancia de mundo, y en mal, y no pudiendo enfrentar
al mal, no pudiendo evitar a la parte de mal que es posible evitar-, en mí -en todo esto
que estoy diciéndoles del mundo, de los mundos- se
dan cuenta de algunas cosas de la realidad, pero se quedan a años luz de
entender la realidad. ¿Y quiénes de ustedes llegan más a la realidad, quiénes
de ustedes llegan a más realidad, quiénes de ustedes se acercan más a la
realidad?, tal vez los de filosofía materialista, y los que buscan el bien,
pero el bien para todos, y los que creen en Dios pero que también buscan el
bien para todos deben de tener algo, desde que logran ver más allá de la normal
religión, la normal religión de sólo apariencia en que está la mayoría de los
de religión, o la normal religión fanática, fundamentalista, de algunos de los
de religión), ni para los humanos (lo único que podría quedarle a los humanos sería el bien –por eso es que hubo filosofías como la de Epicuro–, la justicia, la igualdad
–la igualdad hasta la clonación, para que todos los humanos fueran iguales en
todo–, aunque a la larga esa igualdad no
pudiera sostenerse en un mundo sin sentido, en un mundo que no es para cosas
como nosotros –un mundo que no es para cosas
como nosotros que tienen tanto entendimiento, para cosas que desean tanto, para
cosas que imaginan tanto, para cosas tan diferentes, tan diferentes son los
humanos que los hemos creído de espíritu -y
eso ha llevado a creer que el mundo fue hecho por un Espíritu, por un Dios, por
Dios-–,
cuando el mundo es como es: sin sentido, indiferente, lleno de daño –mal–, daño que llega
hasta la falta de sentido de todo), ni para
los perros, ni para las piedras (y en las cosas
pueden verse 3 tipos muy diferentes de cosas: cosas parecidas a como son las
piedras –es decir, cosas que no sienten, ni
ven, ni oyen, ni piensan–, cosas parecidas a
como son los perros –es decir, cosas que
sienten y/o ven y/u oyen y/o piensan un poquito -es
decir, toda la vida hasta el nivel perro, o hasta el nivel chimpancé-–, y cosas parecidas a
como somos los humanos –es decir, cosas que
sienten, y que ven, y que oyen, y que piensan más que las cosas parecidas a los
perros, y ese pensar más que el perro puede llegar hasta entender todo, cómo es
todo–), sólo
queda una naturaleza como de piedra (en donde
las cosas tienen explicación, y la capacidad de conocer de los humanos ha
encontrado ya muchas de esas explicaciones
–aunque esa capacidad de conocer caiga en un conocimiento de tipo científico,
un conocimiento de tipo científico -es
decir, conocimiento sujeto a pruebas- que no
es que no sea conocimiento, pero es conocimiento ciego -la ciencia sabe muchísimo, pero es conocimiento muy
desviado, es conocimiento enfocado en otro mundo, no en éste en el que hay
tantos problemas que necesitan solución a fondo, cordura, no más ceguera, no
más sonambulismo, pero ustedes todos están como programados, viven como en otro
mundo, aun los pocos de ustedes que no están tan ignorantes como la mayoría de
ustedes-, pero el entendimiento de tipo
filosófico también está ciego y por eso ustedes tampoco pueden entender por ese
lado -y el problema es que ustedes no pueden
ver los elementos principales del mundo que tienen enfrente, y por eso ustedes
no pueden meterse en un proceso de ubicación de las cosas del mundo, a lo más
que llegan ustedes es a ver lo que está más en la superficie, la filosofía y la
ciencia de ustedes están ahí, son de ahí-. Y
de alguna manera ustedes van cayendo en esas cadenas de ceguera, son problemas
de origen, porque nosotros venimos desde un entendimiento sólo un poquito
superior al que tiene el perro -y que al
perro lo mantiene como perro, en ese entendimiento, y con esa figura, por mucho
que se nos acerque en la figura, como en el caso de los gorilas, o de los
orangutanes, o de los chimpancés, o de los bonobos. Y si los orangutanes y los
gorilas y los chimpancés y los bonobos se nos parecen algo en la figura es
porque ellos son los seres vivos más cercanos a nosotros, ellos y nosotros
compartimos ramas muy cercanas de este árbol de la vida que se ha dado en el
planeta Tierra. Pero dondequiera que la vida pueda desarrollarse sólo puede
llegar a cosas como nosotros o a cosas como todos los demás seres vivos, es
decir, sólo puede llegar a seres que vivan la vida como la vivimos nosotros, o
a seres que vivan más inconscientes que nosotros, y eso ya es mucho decir,
viendo la gran inconsciencia en que está la mayoría de ustedes-, cuando la naturaleza -a
través de hechos naturales- logra traspasar eso -los mundos- en que
están los perros empieza lo “humano”, pero esos humanos van cayendo en inercias,
en marcos, en una normalidad increíble, como de sonámbulos, como de locos, como
de tontos–, pero aun antes de que surgiera eso
que llamamos ciencia el humano ya hubiera podido poner las cosas desde la
disyuntiva Dios/no Dios, –porque si no había
Dios, entonces las cosas tenían que tener explicaciones materiales,
explicaciones no espirituales -explicaciones
en donde no tuvieran que intervenir cosas misteriosas, cosas sobrenaturales,
cosas no físicas, cosas no de física, no sujetas a reglas físicas-–, la ciencia no ve al
mundo como se ve desde filosofía, la ciencia no ve al mundo desde conocimiento
y especulación –especulación basada en
conocimiento, la especulación filosófica no es sólo especulación, la filosofía
se apoya en los datos que se le ven al mundo–,
la ciencia no puede plantear al mundo desde cosas filosóficas, como las de la
relación entre el ser y el pensar, es decir, si las cosas en su conjunto son
como es el pensamiento o no), ni siquiera
queda una naturaleza como de perro, como de perro (o como de humano) tonto,
un perro que se ve tan diferente de las piedras, pero es sólo un perro, no
tiene espíritu, y el humano que se ve tan diferente de piedras y de perros
tampoco tiene espíritu.
Cosas como el espíritu sólo las hay en las ignorancias de los humanos,
porque en la naturaleza no las hay, no se ven (no hay ninguna prueba, por más cuentos de milagros o de
fantasmas o de platillos voladores que la mayoría de la humanidad crea), la naturaleza no tiene cosas sobrenaturales, lo más
diferente que hay la naturaleza es el pensamiento (que da a entendimiento, como el de nosotros, como el de
ustedes, como el del perro), pero pensamiento hay
también en el perro (y mal –daño– hay también en el
perro –le afecta al perro, a los seres que
son como el perro, le afectó a los dinosaurios hace 65 millones de años… y una
vez desaparecidos los dinosaurios los mamíferos pudieron evolucionar casi a plenitud,
y de esos mamíferos surgimos nosotros los humanos -lo cual no quiere decir nada, no quiere decir que el mal
de unos sea el bien de otros, pero la desaparición de los dinosaurios
contribuyó a que surgiera lo nuestro-, lo humano,
este nivel de las cosas–, como en todo lo demás
de la naturaleza).
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Y lo siguiente es sólo un
poco de conclusión:
Lo humano es un nicho de las
cosas, pero lo humano incluye una etapa como en la que están ustedes todos, una
etapa increíble, como de sonambulismo, o como eso en lo que están los perros,
como ese mundo en que viven los perros.
El problema principal al que me enfrento al tener que lograr que ustedes
entiendan el mundo es que todos ustedes están condicionados (muy
metidos en un mundo, en el mundo que ven, en lo poco que ven del mundo, en lo
poco que -increíblemente-
pueden ver del mundo), como los perros, hoy ustedes todos
están igual de condicionados que los perros, pero ustedes sí pueden ser movidos
de eso.
Es necesario arreglar el mundo humano, pero ese arreglo está supeditado
a lo que es el mundo, todos los problemas (injusticias,
desigualdades, vilezas, sufrimientos, infelicidad,) de los humanos están anclados en el ser (por
ejemplo, en el humano ha dominado el equivalente humano del perro más grande
que puede someter –a su fuerza, a su poder, a su
capricho, a sus necesidades– al perro más chico).
Lo humano es sólo un modo de ser de las cosas, nosotros los seres
humanos del planeta Tierra sólo estamos siendo (siguiendo)
un rol (de las cosas, o
mundo, o ser, o naturaleza). Un rol que ya ha sido (que
ya ha tenido que ser, aquí estamos nosotros como muestra, y no hay Creador,
sólo hay procesos, y el sonambulismo increíble –pero natural, normal, sin culpa– en
que están ustedes todos es la muestra de esos procesos, en el sonambulismo de
ustedes todos está la clave de la trabazón de las cosas, la trabazón en que son
las cosas: las cosas son, pero las cosas son en conciencia –en pensamiento, en entendimiento– en
seres como nosotros los humanos –y en seres como los perros–,
pero las cosas se distorsionan en ustedes –y en los perros–, en el pensamiento de ustedes, en el
entendimiento de ustedes, las cosas se distorsionan en la etapa ustedes de los
humanos, ésa es la etapa en la que están ustedes, ustedes todos) innumerables veces (en la
eternidad que hay antes de este hoy del que nosotros somos testigos) y que será (en otros
planetas, de este universo o de otros universos futuros), eternamente (nosotros los
humanos –nosotros lo humano– venimos de –desde– la naturaleza, y nos hemos hecho –lo que somos se ha desarrollado–, pero ustedes todos aún están ciegos ante cómo ha sido
esto, ante cómo ha sido lo de nosotros, ante cómo es esto: esto es sólo un ser
que es como es, pero que nosotros lo somos desde conciencia, desde pensamiento,
desde entendimiento, pero que hoy ustedes todos lo son casi como lo son los
perros).
Lo que hoy es (lo que hasta aquí ha
sido) el humano del planeta Tierra es sólo una
etapa de lo humano, de ese estado de las cosas, de esa cosa de las cosas.
Hoy ustedes (todos ustedes) son en las cosas como lo son los perros: en entendimiento incompleto (pero el entendimiento de los perros tiene un tope, pero el
de ustedes hoy está en un tope).
No hay espíritu
(ni espíritus, ni Dios, ni dioses, ni nada
sobrenatural, misterioso), todo es naturaleza,
naturaleza sola, sin Guía, sin idea, ni de bien ni de mal ni de ninguna otra
cosa.
El mal es de la naturaleza (pero no hay tal mal,
cuando mucho es sólo algo que está mal, porque causa daño), está en la fuerza de gravedad (que
crea estrellas, y planetas, y meteoritos que giran en torno a cuerpos más
grandes que ellos y que pueden caer en esos cuerpos, y matar dinosaurios, y
hasta hace menos de 30 años los humanos pudimos haber muerto –todos, si nos hubiera caído un meteorito del tamaño del que les cayó a
los dinosaurios–, hasta hace apenas 30 años no
hubiéramos podido hacer nada para defendernos de un meteorito), está en los dientes (de los perros y de los lobos y de los
tigres que han mordido y comido hasta a humanos –y hace miles, o millones, de años nosotros éramos unas presas más -pero no siempre ha habido perros, de algunos lobos los humanos hicimos
perros-–,
y de los tiranosaurios, que mordían, y comían, a otros dinosaurios, pero
dientes de tiranosaurio que sucumbieron ante los dientes del meteorito), está en las garras (y en las manos, surgidas de las aletas –pero en el principio no hubo manos, sólo hubo patas, 4 patas, y después
las patas delanteras se convirtieron en manos, y también en alas– de
ese tipo de peces que un día pudieron colonizar tierra seca –y que después revirtieron a otro tipo de aletas, en los mamíferos que
regresaron al agua, como las ballenas, o los delfines, o las focas -o en otros reptiles que también regresaron al agua, como los
ictiosaurios o los plesiosaurios, pero que hoy no son, porque se extinguieron-–, y que dieron origen a ranas y a
víboras y a dinosaurios y a aves y a mamíferos como nosotros, los “seres
humanos”), está en los ojos (que se sienten atraídos más por la belleza que por la
fealdad, y tantos feos que han sido dañados por cosas tan nocentes –como lo es el amor, tan inocente, tan bello, tan animal,
tan incontrolable -como el hambre-, pero que provoca sufrimiento, cuando no se puede,
cuando no nos ama quien nosotros amamos, cuando no nos ama ese ser de quien nosotros
nos enamoramos, de quien nosotros caímos en amor, en eso, en esa cosa, esa cosa
que llega hasta matar, y luego, cuando en el amor además de la belleza y
fealdad también interviene el dinero, el interés, pero eso ya no es tan
natural, eso ya es aprendido, como todo el demás mundo que ustedes todos han
aprendido, como el mundo que los perros han aprendido, pero ni ustedes y ni los
perros han entendido, ustedes y los perros sienten, reaccionan, aprenden,
conocen, piensan, entienden, pero no entienden–,
tan sin culpa, tan sin maldad, tan de cromosomas y genes, en donde a veces hay
fallas, y que puede ser que te hagan más que feo, puede ser que te hagan nacer
bizco, o enano, o “mongolito”, u “hombre elefante”, o tantas linduras más, en
esta jaula de belleza y fealdad, de gozo y de sufrimiento, en donde el Sol sale
para todos –mientras sale -mientras hay planetas, como la Tierra, en los que “sale”,
por movimientos naturales, y obligados, de los planetas, pero algún día el Sol
ya no saldrá, porque la Tierra algún día no será, y el Sol algún día tampoco
será… y algún día este universo actual tampoco será, y con él se irá ese
espíritu que algunos creen ver, pero algún otro día volverá a surgir un
universo en el que sean posibles muchas cosas, entre ellas la vida, y al haber
vida volverá a haber la posibilidad de que vuelvan a surgir seres humanos, y
con ellos el tal espíritu-, mientras es, en
su evolución estelar–, pero en donde las cosas
no tienen sentido, porque nadie las creó, nadie las ideó, nadie las cuida… y si
hubiera espíritu, sería un espíritu lleno de mucha ignorancia, porque
ignorancia es lo que más hay en los humanos, pero no, sólo hay cosas naturales,
fuerzas naturales, y daño, e ignorancia).
Hoy sólo conozco una forma de poner las cosas en contundencia para poder
lograr que ustedes entiendan (y acuérdense que el problema no es mío -pero ustedes no saben que están en problemas, así que el problema es
sólo mío, es sólo mío este batallar para poder destrabarlos a ustedes todos,
para que ustedes entiendan el mundo, para que ustedes vean el mundo-,
sino de ustedes, ustedes son los que están en cadenas, su ser –su pensamiento, su entendimiento–
está en cadenas, y la mayoría de ustedes no sabe ni papa, pero tienen boca, y
hablan de Dios, y de espíritu…): O el mundo es
creación, de Dios o de alguna otra cosa con voluntad (y no escribí la palabra inteligencia en lugar de la palabra
voluntad porque al mundo no se le ve mucha inteligencia, sólo hay inteligencia
en nosotros los humanos y en algunos de los demás seres vivos. Pero la voluntad
es parte de la inteligencia. Pero hasta los perros tienen voluntad), o el mundo no es creación de nadie ni de nada, es decir,
el mundo es natural, solo, sin objetivos, sin propósitos, sin sentido. Y el
problema con Dios (y de todo lo que es parecido
a eso: religión, creencia) es que eso (a lo que llaman Dios) es
sólo ignorancia, el problema es que Dios es Dios sólo de la ignorancia, en la
ignorancia (en el sonambulismo de la ignorancia
y en el sonambulismo increíble en que también están los que no tienen tanta
ignorancia como para creer en “Dios”), el
problema es que Dios es Dios de los más ignorantes de ustedes todos (pero esos más ignorantes de ustedes todos son la mayoría de
ustedes todos), la creencia en Dios (y de todo lo demás que es como eso: astrología,
numerología, platillos voladores, brujería,) es
una muy buena escala para medir la peor ignorancia (pero el conocimiento tendría que llevarnos al bien, y en el
bien es donde el conocimiento puede coincidir con Dios, con los buenos de Dios). Y el problema de lo no Dios es que los pocos de ustedes
que podrían entenderlo no lo han entendido, no han entendido cómo es un mundo
que no es creación de nadie ni de nada, no han entendido cuáles son las
conclusiones de un mundo que no fue creado por nadie ni por nada: (Los humanos sólo somos una cosa más, sólo somos un modo de
ser de las cosas, sólo somos un lugar en las cosas, sólo somos un nivel de las
cosas. Los humanos somos de unas cosas que no tienen sentido. Pero en un lugar
así los humanos sólo podríamos tener el bien –si
es que pudiéramos tener algo, ésa es la única cuestión que quedaría, cómo ser
en cordura en un lugar que no es para ser en cordura -un lugar que es sólo para piedras y perros, y hasta hoy
para ustedes, para el sonambulismo en que están ustedes todos, para el tipo de
mundo en que están ustedes todos, para el tipo de mundo que creen ustedes todos,
para el tipo de mundo en el que creen estar ustedes todos, a pesar de las tan
diferentes creencias de ustedes todos, y en lo que está la mayoría de ustedes
se acerca más al concepto de creencia, pero la ciencia también tiene creencias,
y los revolucionarios también tienen creencias, y por eso científicos y
revolucionarios están al mismo nivel de los que creen en Dios o de los que
tienen una religión o de los que creen en cosas como la astrología-, pero por lo pronto la cordura nos dice que tenemos que
salir de la situación actual, de la situación actual como de perro en que están
ustedes todos–. Los humanos sólo podemos hacer
el bien, es lo que ya debíamos haber hecho, pero no lo hemos hecho, no hemos
podido hacerlo todavía, porque sólo somos una cosa más, estamos dentro de modos
de ser, como todo lo demás de las cosas). Y el
problema es que los que creen en Dios o en cosas que son como Dios son (y siempre han sido, desde que el humano llegó a un nivel de
pensamiento capaz de poder pensar cosas como ésas) la mayoría de ustedes. Y el problema es que los que no
creen en Dios son (y siempre han sido) poquísimos. Y lo único bueno que podría haber en los que
creen en Dios sería su bien, su amor, su sentido de justicia, sus ganas de
hacer algo, ante tanto que está mal. Y lo único bueno de los que no creen en
Dios es su cantidad de conocimiento, pero los que optan por luchar por el bien
también tienen algo de conocimiento, por eso es que no están tan ciegos, por eso
es que ven un poco al mal, a lo que está mal.
Y aún más resumido: O el mundo es de Dios, o el mundo es solo. Y Dios es
sólo ignorancia, está sólo en la ignorancia (pero
ignorancia profunda, ignorancia obvísima, ignorancia básica, porque el
conocimiento es vastísimo, pero la ignorancia en que están ustedes –no sólo los que creen en Dios– todos –la ignorancia de los que creen en Dios es sólo el peor ejemplo de lo
que es la ignorancia, es sólo el peor ejemplo de lo que es la falta de
conocimiento básico -¿en qué basan sus creencias los que
creen en cosas de tanta ignorancia, como todos ésos que no “creen” en la
evolución, todos ésos que no creen que la vida es dentro de una evolución, todos
ésos que no creen que todo lo que hay hoy es resultado de una evolución, de una
evolución de la vida, de una evolución del universo?, ¿en qué se basan?, ¿en la
Biblia?, pues si se basan en la Biblia no se basan en la Biblia, sino en la
increíble ignorancia que es necesario tener para creer que la Biblia, o
cualquier otro libro, es palabra de Dios, la Biblia fue escrita por humanos,
por los únicos que pueden escribir, pero la escribieron humanos mucho más
ignorantes que los de hoy-, es sólo el peor ejemplo de lo que
es el estado increíble en que están ustedes todos, es sólo el peor ejemplo de
las incapacidades de ustedes todos– es increíble –están más que ignorantes, están ciegos, tontos, al ser moldeados por las
mentiras de sus gobiernos y por las fantasías de sus religiones, y al no darse
cuenta de que es la propia vida -lo único que tenemos- lo que está siendo arruinado, lo que está siendo obligado a seguir
estructuras en donde la mayoría está infeliz, pobre, enferma, enviciada,
envilecida, obligada a tener que malgastar su vida en la lucha por sobrevivir,
en la imperante necesidad de tener que sobrevivir, porque, así es la vida, así
es la vida cuando la tontería natural manda, cuando la naturaleza manda, y los
meteoritos y los leones y los gobiernos de ustedes -y todas las demás ideas de ustedes: religiones, bien...- sólo son agentes de esa naturaleza “sabia”–
y por eso no pueden darse cuenta del mundo –es decir, qué es todo esto que es, cómo es todo esto que es, qué
significa todo lo que es–, y yo aspiro que al mostrar el mundo al
menos algunos –los muy pocos que tienen algo de
real conocimiento, o los pocos que al menos pueden ver algo de los reales
problemas que tiene el mundo– puedan empezar a ver, puedan empezar a
destrabarse). Y un mundo solo no tiene ningún
propósito, ningún para qué es. Y el mundo tiene mucho daño, y mucho de ese daño
es inevitable, y hasta hoy nosotros hemos sido dañados, pero hoy ya podemos
ponerle un alto a ese daño, pero para eso tendríamos que llegar a la máxima
igualdad. Pero para la falta de sentido del mundo no tenemos ninguna defensa. Y
todas las cosas que lleguen hasta lo que nosotros somos tendrán que enfrentar
eso, pero para poder enfrentar eso primero tienen que entender, entender el
mundo, es decir, entender la vida, entender al humano, entender los asuntos...
ubicar al mundo.